Certidumbre

28.2.05

La vida es un intermezzo entre una nada y otra nada ¿a qué asustarnos de la muerte?

Didáctica

27.2.05



Cuanto asisto a un entierro observo, no sin asombro, que quienes lo pueblan son gentes de avanzada edad que a la vez se despiden entre ellos como preparándose para el último viaje. La ausencia de niños y de jóvenes también es notoria. Lástima, porque se les priva del único aprendizaje esencial para la vida.

Vacíos

26.2.05

No hay mayor paradigma que la desolación para entender cuál es el camino, ya que es ella la que más rápidamente nos impulsa al abismo.

Hedonismo

25.2.05



A la muerte de una gran artista de inmensa popularidad alguien se compadece de la fallecida, manifestándome su pesar por tan desafortunada pérdida. Yo le digo que no sienta pena alguna sino todo lo contrario, ya que su vida ha sido harta de placeres. En todo caso habría que penar, con escalofríos, por todos aquellos que mueren en opulencia de sufrimientos.


Amor propio

24.2.05

Cada vez que hago resumen de mí existir y me pregunto por las cuestiones llevadas adelante, tengo la impresión de no haber hecho nada. ¿A qué entonces tanto empeño en mentirme constantemente para continuar adelante?

Escritura

23.2.05

Cabe la posibilidad que nadie mueva un dedo por mí. Por eso me reservo el derecho de hacer lo que me vengan en gana por ellos. Uno escribe por convicción y luego se arrepiente de este acto. La castración mental siempre me ha interesado.

Medicina

22.2.05

Morir no es más que defenderse de la vida. Ningún otro bien curativo surte efecto.

Respuestas

21.2.05

Siempre termino por dar explicaciones a lo que no tiene respuesta. Ante el continuo interrogatorio a que me somete un interlocutor, finalizo con un argumento irracional de un acto concreto. Tal es su insistencia para quedar tranquilo consigo mismo.

El síndrome de Piter Punk

20.2.05

Me costó tanto dejar de ser niño que aún convalezco de ese trauma. Y sin embargo de niño todos queríamos ser mayores.

Grano de arena

19.2.05

Soy un minúsculo grano de arena en el universo de Internet como el 'grano de arena' de Wislawa Szymborska:

Lo llamamos grano de arena.
Pero él no se llama a sí mismo ni grano ni arena.
Prescinde de nombre
común, individual,
fugaz, duradero,
erróneo o adecuado.

Indiferente a nuestra mirada, al tacto.
No se siente ni visto ni tocado.

Mecánica cuántica

18.2.05

El deseo amplifica la realidad, agranda sus misterios.

Caminante

17.2.05

Soy un hombre que anda con las manos metidas en los bolsillos detrás de su sombra.

Función matemática

11.2.05

La vida es una suma de vacíos. El acierto una acumulación de fracasos.

IPE

1.2.05

Otro acróstico para los nuevos tiempos: Individuo permanentemente estresado.

Gimnasia

31.1.05

Trato de hacer de mi vida un sencillo ejercicio de voluntad.

Tiempo

24.1.05



Hoy he visto los rostros del tiempo y me han devuelto a mí hecho fragmentos.

Sueños

23.1.05

Cumplida una cierta edad, los sueños dejan de ser transparentes.

Entendimiento

22.1.05

Quien no sabe del mundo como es, no sabe nada.

Nacimientos

5.1.05





Si la poesía no nace, espontáneamente, como la hoja de un árbol, es mejor que no nazca de ningún modo.

Desmemoriados

4.1.05



No tienes que ser quien eres con tus curvas y tus aristas a pesar de lo que tiene que doler.



Confinados sin fin

3.1.05



A modo de un juego de muñecas rusas cada confinamiento nos encierra más adentro de nosotros mismos hasta desaparecer.




Musitaciones

2.1.05



Ante tanto fragor cotidiano, la delicada música del silencio y la calma.



Deseo

1.1.05



Aquí estoy innecesario como el sexo obligado de las moscas.



Cortazianas*

12.2.84

 



Apoyaba mi barbilla en el cañón del CETME mientras oía la radio por los auriculares. Era la última guardia del inacabable servicio militar cuando la noticia me sorprendió en la garita y me revoleó contra la pared. Fuera llovía con la mansitud que sólo puede hacerlo en Galicia, donde la acuosidad cae con tristísima delectación. Dentro de mí también empezó a lloviznar y no escampó en muchos días.

Aún de noche amanecería al poco y, entonces, el día tendería a empeorar dado el impactante espesuramiento del boletín informativo en mis oídos. Lentamente el paisaje urbano se metalizó de azul.

Al terminar fui a mojar las magdalenas en la tristeza de aquel desayuno antes de acercarme al barracón. En el cuerpo de armas aflojé el cinturón y dejé las municiones y el fusil en la armería igual que quien deja media alma en su camino. Al llegar la camareta estaba vacía, inoportuna e injuriosamente. Se me cuajaron los claros de los ojos como queriendo llorar, pero sin lagrimear y comencé a escuchar un murmullo de voces en la soledad de la sala. La luz saltaba desde la calle general Alesón queriéndose comer la húmeda penumbra. En el exterior, la mañana llúvida aceleraba su ritmo de vida urbana y escolares volantones caminaban hacia la escuela aferrados a sus madres.


En Argentina engrupir significa hacer creer una mentira. Eso quizás fue lo que pasó en el parte radiofónico del 12 de febrero de 1984, rumié pensante, entre tanto terminaba el retén de vigilancia. Su muerte tenía que ser una falacia porque los inmortales nunca desaparecen. Nosotros sí que morimos en el acontecer de nuestra funda existencial, lo mismo que gusanos de seda que abandonan su ovillo vital y se transforman en sueño alado. El belgicano continuaría con su gargarizar de erres, flaco y barbado auditor de jazz. Una fama y un cronopio marcharían, cogidos de la mano, a coleccionar heterogramas.

Años más tarde me senté sobre una fría lápida de mármol blanco que cubrían rosas marchitas en Montparnasse. Encendí un cigarrillo y decidí contarle lo mal que lo había pasado en aquella amanecida. Sé que me escuchó, no más.

 

*Según la Patafisica este febrero es un mes cortaziano