Ley de la sublimación

Sin especulación no hay leyenda.

Descartes

Siempre decía: «me encanta que me den la razón». Y se la dieron. Aunque es el tiempo quien la da y quien la quita.

Tipografía

Usamos letreros luminosos para las cosas nimias y escribimos con letra de prospecto farmacéutico todo aquello que es importante.

Invisibles

Trabajaba concentrado el alquimista en los cuatro humores del comportamiento humano. La bilis negra para la melancolía; la bilis amarilla para la cólera; la bilis roja para el comportamiento sanguíneo; y la blanca para la flema. En ese momento fue interrumpido por un sagaz aprendiz, aquejado de curiosidad, que se acercó a interrogarlo.
–Maestro puede el ser humano alcanzar la invisibilidad.
– Sí, puede.
–¿Cómo ha de ser para que la materia pierda su aspecto sensorial?
–No llames la atención. No te distingas del resto de la gente. Te harás volátil como la quintaesencia.

Usabilidad

Término que me resbala al oído y del cual se echa mano desde las herramientas digitales a las relaciones afectivas.

Los nietos de Peter Pan

Lleva el pelo pintado de azul, un zarcillo de arete y unas zapatillas de marca. Nunca saluda, lastima a las plantas cuando no a los animales y su lenguaje se reduce a una compilación de tacos. Va a cumplir ocho años.

Manual de ausencias

Hay días que me dedico a observar los huecos que el tiempo ha consumado en la realidad. Es un repaso por las oquedades abiertas en aquellos lugares por los que suelo pasar a veces. Tienen nombres de personas con las que mantengo un soliloquio interior. Son ausencias marcadas en un libro de evocaciones.

Rígor mortis

Fuma como si con cada calada de cigarrillo apurara el tiempo que le queda de vida. El hombre octogenario permanece estático con la mirada perdida. Su pensamiento es móvil porque recorre pasajes de su existencia pero su figura está rígida. Esperar la muerte, a cierta edad, debe de requerir cierta pose. Un rictus definitivo.

Post mortem

Ahora ha sido un ex presidente de Estados Unidos, Gerald Ford, quien ha dejado unos cuentos recados después de muerto en el libro Escríbelo cuando me haya ido. Antes lo había visto en un programa de entrevistas de Canal Plus titulado Epílogo, donde personajes fallecidos hacen una especie de memorias confesadas ante la cámara.

La moda no me deja indiferente porque apunta hacia el lado morboso de algunos personajes muertos que han podido idear vendettas contra los vivos.

Es más no sé si dejar esta bitácora abierta para contar lo callado el día que no esté.

Lo que pesa una vida

Se sube a la báscula y la pantalla indica, en luminosos dígitos, su índice de masa corporal, el peso de su grasa, su volumen sin grasa. En cambio, su conciencia no pesa nada.

Opuestos

Al prosaísmo de la voluntad se enfrenta el lirismo abúlico. Y en mitad la tensión de vivir.

Comer sano

Nuestra dieta avanza cada vez más. Cuidamos hasta el último detalle los alimentos que ingerimos y atendemos a un rosario de predicamentos saludables. En cambio, la contaminación nos envenena y la hemos incorporado al consumo diario.

Propósito de enmienda

Cada mañana se plantea enmendar todas aquellas cosas que no le resultan adecuadas. Cada noche comprueba que ha tirado el día por la borda en un dechado de yerros. Aún así logra sobrevivir en el error.

Angiografía existencial

A cada respuesta dada surgen innumerables interrogantes. El destino que aguarda es una pregunta sin respuesta.

Los años cumplidos

Cada año se deprime cuando llega su aniversario. Dice: «qué pena este año ya no lo vuelvo a cumplir más».

Enjuague bucal

Aquella mañana se limpió la boca como tantas otras antes de ir a trabajar. Se despistó y, equivocado, cogió un bote de linimento átono. Durante todo ese día habló sin acento y sin acentos.

Enseñanza

–¿Qué tiene más posibilidades de sufrir un pinchazo, un globo aerostático o una pequeña pelota de goma? –preguntó el maestro.
–Por su gran superficie el globo, sin duda –respondió el novicio.
–Así es el egoísmo en el ser humano, cuanto más se infla más fácil es de destruir porque tiene más flancos por donde puede ser atacado. Sé como una simple gota de agua que pasa desapercibida entre un millón de gotas de agua. Nunca como una nube inflada de vapor que el viento pueda borrar.
Y en ese momento el alumno se licuó.

Huelga

Imposible escribir nada este domingo. Mi narrador, bajo el síndrome Bartleby, protesta por las noches de insomnio y la escasez de ideas.

Obituario

Muerto el deseo incineré su cuerpo.

Filme

El guión está escrito. Al principio de la película piensas que puedes cambiar el mundo. Después el mundo es quien te cambia a ti porque nadie lucha eternamente contra molinos de viento.