En la confluencia de la calles de Saint-Denis y Etienne Marcel de París, un hombre ciego vende relojes con la esfera vacía.
Cuando le preguntan por qué los relojes no tienen números ni manecillas contesta que porque el tiempo es como un espejo sin fondo.
5 apostillas:
Un reloj así puede quedar bien como adorno metáforico.
Cualquier espejo colocado en la nada refleja el sin fin de los tiempos.
Despues de comprarle uno de esos relojes, puedes acercarte a un mercado de quesos (y bastantes cosas mas) que hay cerca, una delicia para los sentidos.
Un besazo
ayer lo leí y me pareció una delicia. Hoy lo he vuelto a releer.
Il est situé en plein coeur de Paris, à vingt mètre du Boulevard de Sébastopol.
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