Hipérboles

10.9.19



Quien se ríe de los demás es porque escasamente ve su propia ridiculez.



Disensiones

9.9.19



La belleza no es inane, quienes crean deberían adquirir una gran carga de conciencia crítica ante lo que ocurre.



Isométrica

8.9.19



Solitaria cada tarde abría la puerta de su casa y se sentaba a esperar la muerte. La muerte esperaba sentada en la puerta de la casa cada tarde para hacerle compañía.



Facturas

7.9.19



La prepotencia de los necios la pagan los sensatos.



Susurros

6.9.19



Solo cuando las palabras te hablan puedes escribir con hondura.



Simplicidades

5.9.19



Desprenderse de toda carga banal y aligerar los trámites cotidianos, es algo que apetece con el paso de los años. O como decía Zenobia Camprubí Aymar: Mientras más vivo, más creo en la sencillez.



Pronunciación

4.9.19



La voz del silencio es la evocación de la palabra.



Dioses de silicio

3.9.19



De existir una deidad suprema debería ser un banco de memoria que almacenara los recuerdos de las vidas que han sido en este planeta. Una caja infinita que guardara los pensamientos, los sentimientos y todos actos de la existencia humana.



Secuestros

2.9.19


El enfado es un áspero ser que roba la ternura.



Áspid

1.9.19



Le dijo: «el amor es un veneno». Y se lo inoculó con un beso.



Vacaciones en el mar de China

31.8.19

Día 31

El teatro de las sombras chinescas baja el telón del día. Antes, todos los personajes han interpretado el papel que los encaja en su destino.

La duda se mezcla con la nostalgia a la hora de partir y el pensamiento queda fijo en la orquídea del porvenir. No hay lugar para las lágrimas ni los adioses largos.

Es todo un pasar página sobre las tardes vividas desde el planeamiento del ocaso.

Luego, olas de luna invaden en pleamar las últimas palabras que se duermen en el eco de los días calurosos y las noches consteladas. Planetario de dichas acabadas.

Termina la interpretación del estío en este mar de China.

Vacaciones en el mar de China

30.8.19

Día 30

¿Y si por un día volvemos a ser jóvenes, sentimos sin saber, reímos sin que nos duela nada y hablamos sin ausencias?

Hoy me han invitado al ‘Baile de la Medusa’, una fiesta interior que despide el veraneo y que sugiere encarnar a seres simples que nadan en un palíndromo temporal de sensaciones olvidadas, girándula de imágenes bebibles.

Me ha sentado bien mirar el reflejo de las aguas de la delicadeza y la vitalidad.

Vacaciones en el mar de China

29.8.19

Día 29

Entender que la espuma de las olas es la sonrisa que el verano coloca a los días. Saber que una experiencia propia es que el oleaje te dé un revolcón y, desorientado, no puedas escapar del rompeolas. Pensar en el amor de aquello que no se comprende desde la altura infantil.

Jian, un vecino que habla con los gatos, entabla largas conversaciones sobre la soledad conmigo. Parece atrapado en el dilema de una existencia acotada entre el mar y el lecho donde duerme.

Es un hombre sin sombra que apenas sonríe y desconoce la inversión del tiempo. Me sujeta con su hilo de resignación para contarme el hecho insólito de su existencia, el de una persona desdibujada en el tapiz del mundo.

Lloro sin lágrimas porque me veo dentro de él como un barco en una botella de cristal. Y para despedirnos, con su mirada me dice ve, llega tan lejos que no te reconozcas.

Vacaciones en el mar de China

28.8.19

Día 28

¿Qué hay en el fondo de todas las cosas sino la búsqueda del tiempo ido?

En la mañana de jade hay ecos de voces alejadas que son pisadas sonoras desvanecidas en los cartílagos de la memoria.

Nanshianjiao es un lugar de observancia matriarcal, de mujeres que trazan pentagramas para interpretar los dilemas del día. Mujeres como brazos de mar que defienden el aposentamiento de su mundo a punto de naufragar.

Aquí no me siento extranjero, pero tampoco propio del lugar. Tengo una especie de sentimiento apátrida del mundo y hasta de la existencia en sí.

Esta playa está perfumada con el sándalo de la tranquilidad y la paz de las flores de peral y, a veces, llegan de lejos viejos y buenos amigos que esponjan el corazón y ocurren coralinos encuentros.

Vacaciones en el mar de China

27.8.19

Día 27

Yu Xuanji, durante el almuerzo al que la invité ante mi cercana despedida, me cuenta la génesis de Nanshianjiao. Media docena de familias que, emparentadas, hicieron el ovillo de la vida que es ahora. Es por ello que hay un hilo de parentescos, un tejido urdido en un tiempo tardo.

En la atardecida el viento de Levante ha arreciado tanto que se lleva las palabras de la boca. La gente entonces se habla con la mirada, y es cuando más aflora la sinceridad porque los ojos, dicen, son una ventana al alma y el alma de estas gentes es un solárium.

Ahora la tormenta decora un mar de oscuridades metálicas. Sobre el telón bruno de la noche serpentea dragones eléctricos que persiguen los estados de ánimo.

Vacaciones en el mar de China

26.8.19

Día 26

La inmersión en el mar temprano es un viaje al silencio mudo de la soledad. La playa al amanecer es un cuento de muchedumbres vacías, y bajo él respiran bañistas transparentes y peces con vestidos de algas.

En la orilla un padre recopila, junto a su hijo, cristales de colores que fingieron botellas con mensajes naufragados. El niño pregunta por las cosas que no tienen nombre y el hombre se detiene a definirlas, dando forma al pensamiento infantil para modelar un nuevo recuerdo.

Pasan pájaros hacia Poniente y Su Yueying dice que va a cambiar la corriente marina, la que suele traer contrariedades y sombras de septiembre.

Vacaciones en el mar de China

25.8.19

Día 25

Los niños de Wu Shuji juegan en la orilla del mar. El chapoteo de sus risas contagia el color de la mañana. Abro el libro de la observación, miro hacia adentro y hacia afuera y hago mi lectura de agua sobre el corazón humano en código abierto. No hay otros asuntos que dilucidar en el día.

La luz es apolínea, el calor asimétrico, los pasos en la arena son huellas líquidas.

Sentirse vivo en la nomenclatura del verano parece un bálsamo recetado para curar las rutinas que acechan ya cercanas.

Vacaciones en el mar de China

24.8.19

Día 24

En la casa de Lu Huinu no hay espejos para que la narrativa del tiempo no ocupe ninguna preocupación. Lu prefiere vivir su feminidad desde lo tangencial y lo armonioso, retirada del mundo de los reflejos. Desde que se oxidó su alegría reposa los días y la luz del loto.

La tarde evanescente habla del mejor verano, el que tiene detenidos los relojes de arena y hace vaciar el mar en la mirada del pensamiento afable.

La luna llena comienza un hilo de conversaciones que durará hasta la madrugada.

Al alejarnos de nosotros logramos ver el camino que nos ilumina.

Vacaciones en el mar de China

23.8.19

Día 23

Le Wan, la mujer que camina descalza, madruga para escuchar el mar al amanecer. Me cuenta que su lenguaje, en esos momentos, es calmo, susurrante y bisbisea secretos de las profundidades. Me saluda con una sonrisa y se marcha.

Luego me tropiezo con Liu Rushi y me trata de explicar que hay existencias que pueden ser, al mismo tiempo, hermosas y caóticas como una flor de loto.

Duermo, entonces, una siesta feliz que me abre el apetito de la tarde. Entiendo que la vida es ciclomática y poliforma.

Vacaciones en el mar de China

22.8.19

Día 22

Como no hay días iguales, tampoco hay sueños iguales. Una columna azul se levanta en la cresta de la amanecida cuando canta el gallo de la aurora.

Madrugo para verme soñar en los sueños de los míos. Me acerco a su respiración y escucho una cascada onírica que cae dentro de ellos.

Salgo a caminar y me calzo los pies de caminante anónimo, mientras me cruzo en el paseo marítimo con los entusiastas levantadores de la mañana.

De repente un rostro conocido, Wu Shuji, una mujer que renegó a que los prejuicios cerraran su mente y que, desde la valentía, levantó en soledad a su familia.

Wu me refiere la historia de Wen Wan cuyo marido se suicidó igual que el de ella: «dice que ha vuelto a sonreír; yo no podría, no entendería jamás el tiempo caminando al revés. Sonreír implica desatender la conciencia de aquello que es inevitable, lo que nos postra igual que un atardecer».

No sueño. No soñar no es estar despierto. Es caminar descalzo entre la arena y las olas.