Fugaz memoria
18.10.14
«No recordamos días, recordamos momentos», señala Cesare Pavese. Sólo momentos recordados somos nosotros.
Resultados
17.10.14
Dicearco de Mesina, filósofo peripatético de la escuela que Aristóteles fundó en Atenas, defendió que «cada decisión tomada es una consecuencia anticipada». Será que en nuestros actos arbitramos un avance del porvenir.
Etiquetas: Dicearco de Mesina, personajes
Protagonismo
16.10.14
La notoriedad que le faltaba en sus vidas a la gente corriente Facebook se la ha otorgado. Ya pueden vivir por encima de sus posibilidades sociales.
Etiquetas: Facebook
Símbolos
14.10.14
—El pasado siempre está presente.
—Eso es un viaje en el tiempo.
—Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después.
—No es muy esperanzador eso, señor Maeterlinck.
—La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.
—Algo importante.
—Más interesante que lo que la gente dice es su pensamiento secreto, y esto es lo que importa conocer.
—Conocemos por el dolor.
—El dolor es el alimento esencial del amor; cualquier amor que no se haya nutrido de un poco de dolor puro, muere.
—También cabe equivocarse.
—Cada vez que cometo un error me parece descubrir una verdad que no conocía.
Etiquetas: aforismo dialógico, Maurice Maeterlinck
Escritor diabólico
12.10.14
«No soy un erudito ni soy un exquisito, sólo juego con las palabras».
Etiquetas: cuentos diminutos
Pliegues
11.10.14
Albert Camus manifestó: «He comprendido que hay dos verdades, una de las cuales jamás debe ser dicha». Cuando leo esto es cuando se me arruga la realidad.
Etiquetas: Albert Camus, citas
Falsía
10.10.14
Epiménides de Cnosos, cuya piel fue protegida por considerarla acarreadora de suerte, advirtió que «toda apariencia esconde un gesto de traición». Cada imagen que nos venden tiene su precio, el de nuestra credulidad.
Etiquetas: Epiménides de Cnosos, personajes
Poéticas
7.10.14
—Pienso que la poesía nada salvará del olvido, pero sigo escribiendo sobre lo común, porque para mí es el hogar de lo extraordinario, el único hogar.
—Aun así, profesor Levine, tengo que seguir escribiendo.
—Conoce a algunas personas que se preocupan por la forma de hacer poesía. Vas a tener lectores. Sigue hasta que sepas que estás haciendo un trabajo que es digno. Y luego a ver qué pasa. Es mi consejo.
—¿Algo le inspiró para llegar hasta ahí?
—Mi madre nos apoyó, su ambición era escribir poesía y canciones.
—Y por ello valió la pena seguir.
—Me di cuenta de que la poesía es lo que puedo hacer porque puedo seguir en ella y trabajar con gran intensidad.
—Eso estará bien recordarlo.
—Siempre habrá gente en mis poemas trabajando porque crecí con ellos, y yo soy un poeta de la memoria.
—Y del sarcasmo.
—La ironía del que va a trabajar todos los días se convirtió en el tema de, probablemente, mi mejor poesía.
Etiquetas: aforismo dialógico, Philip Levine
Austeridad
5.10.14
El gobierno aplicó unos recortes tan severos que los escritores se quedaron sin complementos directos conque terminar las frases.
Etiquetas: cuentos diminutos
Evasión o derrota
4.10.14
Según Gilles Deleuze «se escribe siempre para dar vida, para liberar la vida allí donde esté presa, para trazar líneas de fuga». Probablemente escribir sea una fuga en sí.
Inexistencia
3.10.14
«Todo tiempo es una ausencia de algo», señaló el poeta Diótimo de Apolonia. A excepción de cuando esa ausencia seamos nosotros mismos.
Etiquetas: Diótimo de Apolonia, personajes
Parafernalias
2.10.14
Las presentaciones de libros se han convertido en actos de sociedad que protagoniza una mayoría de asistentes que ni se han leído ni se leerán el libro. Ni les importa la literatura.
Etiquetas: escritura
Consulta
1.10.14
¿Toda emoción es una interrogación aunque sólo el mutismo se obtenga por respuesta?
Etiquetas: preguntas
Corrección
30.9.14
—¿Somos el espejo que omite la acción del otro?
—Sólo necesito observar lo que otros hacían o no hacían para hacerlo él o no hacerlo, las omisiones de los otros eran sus acciones y sus acciones las omisiones de los otros.
—¿Y eso nos aniquila?
—Todo hombre tiene una idea que en definitiva lo mata lentamente, una idea así que surge en él y lo persigue y que finalmente, más pronto o más tarde y siempre en medio de la mayor tensión, lo mata lentamente, lo aniquila.
—¿Y eso es necesario?
—Hay que llegar a todo por sí mismo. Uno no tiene ninguna tarea ni nada parecido. Tareas tienen los colegiales y los que obedecen a sus maestros.
—¿Y esos nos hace dudar señor Bernhard?
—Durante toda la vida huimos del diletantismo y siempre nos atrapa, y nada deseamos con mayor intensidad que escapar al diletantismo durante toda la vida.
—Y tenemos que seguir.
—Nos hemos resignado con el hecho de que, aunque la mayor parte del tiempo en contra de nuestra voluntad, tenemos que existir, porque no nos queda otro remedio y sólo porque una y otra vez, cada día y cada minuto nos resignamos de nuevo a ello, podemos continuar.
—Tampoco acompaña lo que nos rodea.
—La carencia de ideas del hombre es su muerte, y como muchos hombres carecen de ideas, carecen absolutamente de toda idea, no existen.
—Estamos condenados.
—No podemos elegir el lugar de nuestro nacimiento. Sin embargo, podemos marcharnos de ese lugar de nacimiento si amenaza aplastarnos, marcharnos e irnos de lo que nos matará si dejamos pasar el momento de marcharnos e irnos.
—Pero buscamos un refugio.
—Todo hombre quiere al mismo tiempo participar y que lo dejen en paz.
—Hasta estar solo.
—Se sabe que estar solo es mucho más agradable, pero por otra parte, no se puede estar solo.
—Estar solo es acostumbrarse.
—Cuando se está solo mucho tiempo, cuando se ha acostumbrado uno a estar solo, cuando se ha adiestrado uno para estar solo, se descubren cada vez más cosas por todas partes, donde para los demás no hay nada.
—Y lo que sentimos.
—Tus sentimientos no tienen valor si se te quedan dentro. Y tampoco tu protesta sirve de nada si nadie la oye, porque entonces te ahoga. Y uno palma. Eso tampoco tiene sentido. Por eso sale uno de casa y da a conocer su protesta.
—¿Escribimos para eso o para que nos premien?
—Desde hace quince años no acepto ya premios. Ni premios ni nada. Pero la mayoría son astutos, porque te consultan antes. Eso resulta idiota también, porque entonces buscan a otro. Los honores son de todas formas una idiotez. Sólo tienen sentido cuando no se tiene dinero o se es joven, o se es viejo y no se tiene dinero. Cuando se tienen medios de vida como yo, no hace falta aceptar ningún premio. Los honores son una insignificancia, algo absurdo. Sólo conozco a gente horrible que los reparta. Cuando me imagino a Canetti, allí en la escalinata, de frac, y el rey sentado ante su plato ya vacío… Nadie lo escuchó, pobre hombre.
Etiquetas: aforismo dialógico, Thomas Bernhard
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