Hay quien entiende y sabe que la vida nos despelleja vivos, trocito a trocito. Lo sabe porque mira con intensa lucidez los hechos que nos condicionan. Sabe, igualmente, que toda subversión en el sistema que nos abraza no es más que una pose o un simulacro a los que asisten la puerilidad o el entusiasmo. Razona su desengaño y se arroga la decepción como radiografía de la realidad. Es entonces cuando pienso que, en el fondo, es el mayor utópico de todos y su crudeza una reivindicación sublime.
15-M:«nuestros sueños no caben en sus urnas»
«No paréis», el escritor Eduard Punset a los indignados.