Shakespeare escribió: «La vida no es más que una sombra que pasa. Un pobre actor que se mueve aparatosamente y sufre su hora sobre el tablado y de quien luego nada se sabe: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, sin ningún sentido».
Cervantes armó a un loco contra el mundo deforme. Más tarde Faulkner puso a un idiota a que contara la historia del ruido y la furia. Kennedy dejó hablar a Ignatuis.
Los libros están llenos de locos que nacieron de cabezas cuerdas.