El profesor

2.5.21



Entré en el aula y me sentí como el hombre invisible, no porque nadie me viera (que nadie me vio) sino porque mi materialidad era imperceptible a sus percepciones. Durante unos minutos los observé mientras ellos continuaron ignorándome imbuidos en su orgía de ruidos y de estupideces adolescentes. Pensé entonces que debería hacer algo por su más que probables, desgraciadas vidas. Para ello les sonsaqué cuál sería el programa que propondría llevar a cabo en el presente curso. «No hacer nada maestro», manifestaron a coro. «¿Nada?», les pregunté con retintín. Habían trazado su destino y yo le ayudaría a que llegaran a ser nada.



4 apostillas:

Mi nombre es Mucha dijo...

Que terrible realidad la de tu maravilloso texto
te dejo mi huella

Albada Dos dijo...

Ese nada fue muy claro, pero el profe entiende que esconde el destino de muchos de los alumnos.

Un abrazo

Juan Poz dijo...

La LOGSE establecía que el alumnado escogía el itinerario de un 40% de su currículo... ¿Nos percatamos ahora de la semilla del mal que significaba aquella reforma "de laboratorio", que no formulada "desde las aulas"...? Lo estamos viviendo/padeciendo...

Joselu dijo...

No es exactamente así como suceden las cosas, pero en cierta manera sí que les ayudamos a configurar su destino de un modo nada exigente y muy complaciente, muy moderno y adaptado a los tiempos, esos tiempos nuevos que algunos no comprenden. Pedro Simón, ganador del Premio de Novela de primavera, afirma que la ideología del esfuerzo perjudica a las clases humildes porque están en desventaja. La palabra esfuerzo es considerada clasista, igual que inteligencia porque no son democráticas.