Penar

2.11.20



El Día de todos los Santos no, el Día de los Difuntos, ese era el que más me llamaba la atención porque la mayoría de las personas que habían muerto debían estar en el Purgatorio, ya que solo un selecto grupo iban al cielo o al infierno, a saber, las buenas buenísimas y las malas de remate. El resto andaban entre unas y otras porque no habían ejercido con excelencia el bien o el mal determinado. 

Así las cosas, la idea de purgar en un lugar indefinido durante mucho tiempo hasta que te sacaran de allí, me producía bastante incomodidad. ¿Qué aburrimiento hasta la desesperación me esperaban en aquel sitio? 

Puede que ese lugar de tránsito la existencia entre las estaciones de una nada y otra nada.



3 apostillas:

josia dijo...

Aburrido, pero ardiente.

Albada Dos dijo...

Quién sabe si somos el purgatorio, ¿no?

Un abrazo

Joselu dijo...

Hay que reconocer que el dogma cristiano es una teoría para psicópatas más allá de ese fundamento original de ser la religión del amor.

Cuando practicaba budismo, había una oración llamada del bodhissatva en que el bendecido se negaba a entrar en el Nirvana hasta que todos y cada uno de los seres del universo pudieran entrar también. El hecho de que haya unos pocos bienaventurados que gocen del esplendor divino mientras multitudes sufren horrorosamente en el infierno y el purgatorio me parece realmente espeluznante. Desacredita totalmente al cristianismo, no sé qué dirá al respecto Francismo ahora sobre el infierno y el purgatorio.