La arqueología de la escritura revela que quienes la practican mantienen una deuda con los libros leídos, las experiencias vividas, los momentos sentidos y las voces escuchadas que, al igual que un bordado en un pañuelo blanco, dirigen sus puntadas para ir dibujando un poema o una narración. Entre las últimas hay anónimas féminas que con su oralidad han ido contando el relato de la vida. Con nitidez recuerdo la voz de mi abuela refiriendo sus historias. Ella, como tantas mujeres, también es escritora: mis manos son su pluma y mis recuerdos escritos sus cuentos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 apostillas:
Entre tantos proyectos que no acaban llegando a materializarse, tuve uno "El libro de las fuentes" que se componía de todos esos relatos de quienes se te acercan y se dan pisto con lo de "mi vida sí que da para una novela"... Lo que no saben ellos es que se necesitan una pericia inmensa y toneladas de lecturas, como las de Miguel Delibes, por ejemplo, en "Los santos inocentes", para trasladar la literatura oral a la literatura escrita.
Tuviste suerte en tener a una griot a tu lado cuando eras niño. Esta transmisión oral es un prodigio que yo no tuve ocasión de ninguna manera pues no conocí a ninguno de mis abuelos. Que tus manos transcriban la oralidad de que fuiste receptor.
Publicar un comentario