Idilio
23.6.19
La luz intensa la despertó en una blanca habitación y cuando giró la vista vio el bello cuerpo desnudo de un hombre que le daba la espalda sobre la que caía una melena de pelo rubio. La claridad inundaba todo dormitorio donde había pasado la noche con aquel desconocido mientras notaba una sensación placentera que recorría su cuerpo. No se atrevió a hablar con el durmiente que yacía a su lado mientras se preguntaba cómo había llegado hasta allí. Al girarse el joven de hermoso rostro le dijo: soy tu muerte.
A Daniela la salvaron en el último momento los médicos tras una operación de urgencia después de sufrir infarto agudo de miocardio. Despertó en una blanca y luminosa habitación del hospital después de su idilio.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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4 apostillas:
La muerte puede ser bella, pero siempre nos afanaremos en llegar tarde a nuestra primera cita.
La muerte se viste de lo que nos gusta. Un buen post
Un abrazo
Después de haber visto La mano del diablo, de Tourneur, cuesta esquivar la idea de ver la muerte como un contrato...
Post agradable e incisivo.
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