Emparedados

25.4.19



En una novela que leía hace unos días, uno de sus personajes se quejaba porque «antes los hijos daban de comer a sus padres. Ahora los padres son comidos por los hijos». Hay generaciones sándwich a las que les toca sufrir las determinaciones del modelo anterior y del modelo que les sucede, y que aparecen como perdedoras ante lo beneficios que deberían haber logrado en su existencia. Recuerdo a mi padre y a muchos de sus amigos contar cómo debieron entregar a sus padres hasta el último salario cobrado mientras estuvieron en el hogar familiar, y cómo después algunos de sus descendientes los llevaron a residencias. El péndulo del azar nos coge a cada uno en un lugar diferente y nos trata desigual.



2 apostillas:

Albada Dos dijo...

Les damos demasiado. Jamás habría creído que un hijo levantara la mano o la voz a un padre, pero ocurre.

Buena reflexión. Un abrazo

Joselu dijo...

Sí, probablemente en el periodo de ochenta años la vida y los comportamientos sociales han dado giros impensados. La sociedad estable del pasado se ha transformado radicalmente. Cada generación es diferente, pero no envidio a las actuales cuyo futuro sin pensiones, porque no habrá nadie que las pague, no es precisamente deseable. La bajísima natalidad occidental supondrá un futuro descorazonador.