Anomalía temporal

29.4.19



Cada mañana, nada más levantar el día, mientras preparaba mis clases de bachillerato observaba desde la ventana a aquella mujer. Barría con paciencia el trozo de acera de su vivienda y luego, con un paño blanco en sus manos, limpiaba con extenuante parsimonia cada tramo del enrejado de su porche, sin detenerse ni hablar con nadie. Su presencia casi enigmática me hacía intuir que dentro de ella habitaba una peculiar concepción de una realidad pudibunda e higiénica, regida por unas normas que rayaban en un trastorno de personalidad y trataba de aislar a sus hijos de la sociedad contagiosa. Las noticias que después me llegaron de esta mujer así lo confirmaron, mientras su imagen cíclica volvía a ejercitarse en la pulcritud de su morada durante décadas. Tras sufrir una crisis de salud fue internada en una residencia para mayores que necesitan atención, donde falleció hace unas semanas. 

Hoy he visto a su hija en el mismo lugar, realizando con idéntica precisión las mismas tareas de su madre. Por un momento he pensado que se estaba produciendo una singularidad en el tiempo.



5 apostillas:

mailconraul dijo...

Caer en las prisiones y limpiar las rejas es mantener impolutas las cárceles de oro.

Juan Poz dijo...

Es ancestral el deseo del aseo...

Albada Dos dijo...

Las mismas costumbre heredadas, de limpieza en este caso. Muy emotivo post

Un abrazo

Joselu dijo...

"Madre e hija en una camisa".

"Une tranche de vie "te sirve hoy como base para un microrrelato sacado de la realidad circundante lo que es una tentación para el narrador-testigo de las cosas.

Susana dijo...

Es el único trabajo imprescindible. Un saludo