El tótem
26.6.16
Llegó embalado y parecía majestuoso ante la mirada de los niños que en ningún momento se apartaron de él mientras lo ponían en funcionamiento aquellos operarios. Hasta le cantaron a coro canciones infantiles.
Luego lo adoraron durante un par de horas mientras escuchaban a la madre contar historias de cómo era la vida antes de que existirá aquel artilugio.
Por fin se abrió la puerta del frigorífico y los niños recibieron un polo de chocolate recién hecho en justa recompensa por su devoción.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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