—Cuando me paré ante su tumba en Montparnasse, señor Eugène, pensé: que absurda es la muerte pero más absurda es la vida que nos hace contemplarla.
—Las ideologías nos separan; los sueños y la angustia nos unen.
—¿Un desamor entre lo utópico y lo existencial?
—Una idea es verdad cuando aún no se ha impuesto.
—Eso como pensar hacia el otro lado de donde gira el mundo.
—Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura.
—Locos son los que imaginan.
—La libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad; es creación y osadía.
—¿Eso incluye no saber qué se está contando?
—No tengo idea de lo que estoy escribiendo hasta que acabo. La creación artística es espontánea.
—Pero querrán saber
—¿Por qué la gente espera siempre que los autores contesten a preguntas? Soy autor porque deseo hacer preguntas. Si tuviera respuestas, sería político.
—Los políticos tampoco tienen respuestas. Sólo quieren poder.
—Nadie es dueño de la multitud aunque crea tenerla dominada.
Ídolos vacíos
22.4.14
Etiquetas: aforismo dialógico, Eugène Ionesco
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