Escamados

1.4.14



—Me siento como un pez moribundo en una pecera.
—Esa es una metáfora existencial. Debes contar hacia a atrás.
—No tengo memoria para narrar lo que involuciona.
—Entonces te ahogarás en tus propios pensamientos.
—Dejaré que me aneguen las palabras.
—Si son vocablos amorosos te sacarán a flote.
—Puede que, en ese caso, me ahogue de pena.
—Vivir habrá valido la pena.
—Bastante triste es ser un pez y no poder nadar fuera de un acuario.
—Fuera no hay nada. Bueno quizás sí, conjunciones adversativas.
—Personalmente no tengo nada contra la neolengua pero distorsiona bastante la realidad.
—Las peceras no tienen reglas ortográficas.
—En cambio yo tengo complejo de pez. 



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