Frutos de otoño

29.10.13



—Cumplimos con la vida con un pasar de los años.
—El hombre que más ha vivido no es aquél que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida.
—La experiencia es una ratonera, todos terminan por caer en su trampa.
—La soberanía no puede ser representada por la misma razón de ser inalienable; consiste esencialmente en la voluntad general y la voluntad no se representa: es una o es otra. Los diputados del pueblo, pues, no son ni pueden ser sus representantes, son únicamente sus comisarios y no pueden resolver nada definitivamente.
—Nada nos representa ya.
—En un mal gobierno, esta igualdad sólo es aparente e ilusoria. Sirve tan sólo para mantener al pobre en la miseria, y al rico en la usurpación. De hecho, la leyes siempre son útiles a los que poseen y perjudiciales a los que nada tienen. De lo que se sigue que el Estado social sólo es ventajoso para los hombres cuando todos tienen algo y cuando ninguno de ellos tiene demasiado.
—Eso es así si prima el respeto.
—Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas.
—Y hacer el bien.
—No hacer el bien ya es un mal muy grande.
—Se debería educar en ello.
—La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna.
—Y tener aguante.
—La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce.
—Igual que los frutos de otoño, 'monsieur' Rousseau.




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