Partida

19.7.11

—Le toca mover, señor Zweig.
—Me disculpa, estaba distraído —dijo Stefan.
—Este es un juego maligno.
—No se trata de dos rivales que quisieran medir en el juego sus propias fuerzas, ahora son dos enemigos que se habían jurado aniquilarse mutuamente —apuntó para explicarse.
—Es como en Europa: las cosas se ponen feas. Aunque no tanto como en su tiempo.
―Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea.
―Malditos mercados.
―Lo que denominamos el mal es la inestabilidad inherente a la humanidad entera que lleva al hombre fuera de sí, más allá de sí, hacia un algo insondable, exactamente igual que si la Naturaleza hubiese infundido en nuestra alma una irremediable porción de inestabilidad, procedente de sus restos de antiguo caos.
―Es una crónica anunciada, las historia repite sus miserias.
―La historia no tiene tiempo para ser justa. Como frío cronista no toma en cuenta más que los resultados. Mueve usted.
―Cierto y añadirá nuevas páginas de pesadumbre a su libro.
―En el dolor uno se hace cada vez más sensible; es el sufrimiento quien prepara y labra el terreno para el alma, y el dolor que produce el arado al desgarrar el interior, prepara todo fruto espiritual.
―Es la enfermedad del doblegamiento la que también me preocupa.
—La medicina más segura de toda fuerza es la resistencia que vence.



15-M También a los mirones os joden las pensiones»

1 apostillas:

Javier dijo...

Nos enseñaron que todo procede de un caos primigenio, mas éste nunca cesó, pues caos es todo cuanto nos rodea. Lo demás tan sólo muerte.

Un abrazo.