Verano

16.7.10



Del verano recuerdo el bañador a rayas azules y blancas de mi padre. Su figura imponente de complexión atlética y su nado infinito hasta fundirse con el horizonte mientras, desde la orilla, esperaba impaciente su retorno. También aquel primer bikini de una joven francesa de cabellera rubia, a la que todos los niños de la playa otorgaron el grado de sirena.

De las noches de estío, la húmeda oscuridad del mar y el salitre del tiempo. Recuerdo su constelada bóveda, la lejana luz del faro, el asombro de los cuentos adultos y la cordial bienvenida de los festejos.

Era entonces, el verano, un ovillo de emociones. Es el verano ahora, simple momento.



4 apostillas:

María dijo...

Bueno Francisco, consuélate,

un niño de ahora, recordará dentro de treinta años, a su padre atiborrándose de cerveza en el chiringuito de la playa, a su madre peleándose con catorce por un centímetro de arena, donde colocar la sombrilla y la toalla y se verá a él, zigzagueando cabezas, hasta conseguir meter un pulgar en las diminutas olas a la orilla del mar...¿¿Qué será el verano entonces?? ¿¿quizá una pastilla?? :-)


Muchos besos y...sigue soñando con tu verano, en la que espero sea una ¡¡muy feliz noche!!

Javier dijo...

De la niñez traemos siempre la nostalgia. Pensamientos difusos que adquieren con el tiempo visos de leyenda, pero sólo porque éramos niños, exentos de pesadumbres y conocimiento. Hoy, como ayer, la vida es crueldad y dolor, aunque los ojos del niño no sepan mirarlos.

Un abrazo.

Juan Poz dijo...

No, Francisco, no "era", sino "es", "es un ovillo de emociones", aún estás en él y seguirás estando mucho tiempo, por lo que se lee. Enhorabuena. Continúa disfrutando de él.

Maria Coca dijo...

El verano es el momento perfecto para perderse en las emociones y los recuerdos.

Besos lunáticos.