Al salir del cine me comentó la escena donde Arthur (el padre de la familia que protagoniza el filme) anuncia ante sus tres hijas (Renata, Ryn y Joey) y su esposa (Eve) que, después de haberles dedicado una buena parte de su vida el resto se la reserva para él y se marcha con otra mujer. «Así me gustaría acabar mis días», me dijo.
Pasados algunos años me enteré que su mujer, cumplidas las dos hijas su mayoría edad, se había marchado con otro hombre.
Entendí, en aquel momento, que la película de Woody Allen había llegado a su final.
3 apostillas:
Que no se cumplan nuestros deseos, porque el destino es un niño bromista y malicioso.
A veces la vida nos presenta finales alternativos para la historia de nuestros sueños.
Una extraña forma de extrapolar deseos...
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