Seis hermosos ejemplares de toros miuras fueron asesinados ayer en la plaza de las Ventas, sin que se hayan producido detenidos hasta el momento. Los animales murieron desangrados después de ser maltratados, pinchados, mareados y finalmente matados con un estoque, a manos de unos individuos que lucían brillantes y coloristas trajes ajustados mientras una multitud los ovacionaba.
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Una regulación isabelina de principios del siglo XIX prohibía a los maridos pegar a sus mujeres a partir de las diez de la noche para no molestar a sus vecinos.
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Un hombre habla de la relajación del yoga mientras otro entra en un portal cubierto con una boina y cargado con dos bolsas llenas de pan.
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