—¿No se siente sola y poco querida en una ciudad tan grande como Nueva York y lejos de casa?
—Nunca en mi vida he amado a ningún pueblo ni colectivo, ni al pueblo alemán, ni al francés, ni al norteamericano, ni a la clase obrera, ni a nada semejante. En efecto, sólo amo a mis amigos y el único género de amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas.
—¿Entonces hay belleza en esta soledad?
—Por naturaleza lo hermoso se aísla de todo. De belleza ningún camino conduce a la realidad.
—Como periodista y como maestra que ha sido, señora Hannah Arendt, dígame un indicador con el que quedarse.
—Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos.
—También el mal viajó con constancia en el tiempo...
—El mal no es nunca radical, sólo es extremo, y carece de toda profundidad y de cualquier dimensión demoníaca. Puede crecer desmesuradamente y reducir todo el mundo a escombros precisamente porque se extiende como un hongo por la superficie. Es un desafío al pensamiento, como dije, porque el pensamiento trata de alcanzar una cierta profundidad, ir a las raíces y, en el momento mismo en que se ocupa del mal, se siente decepcionado porque no encuentra nada. Eso es la banalidad. Sólo el bien tiene profundidad y puede ser radical.
—¿Y cómo deshacerse de él?
—El perdón es la llave a la acción y a la libertad.
—Es comprometido ese pensar...
—No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso.
—Alude a la libertad que nos ha llevado a algunos desastres.
—El desarrollo económico bajo ninguna condición puede conducir a la libertad o constituir una prueba para su existencia.
—¿Acaso no es necesaria esa libertad?
—El ser humano no puede ser libre si no sabe que está sujeto a la necesidad, porque su libertad que ganó siempre fueron intentos de liberarse de la necesidad.
—¿Hay que inhibirse?
—Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político.
—¿Sueño revolucionario?
—El punto, tal como Karl Marx lo vio, es que los sueños nunca se hagan realidad.
—¿Desajenos a la ideología?
—El tercer mundo no es una realidad sino una ideología.
—¿Apego cultural, mejor?
—Cultura se relaciona con los objetos y es un fenómeno del mundo; la hospitalidad se relaciona con la gente y es un fenómeno de la vida.
—La vida es el gran resumen de la muerte.
—Los hombres, aunque han de morir, no nacieron para morir, sino para innovar.
—¿Debe ser esa la filosofía de los seres humanos?
—Una filosofía de la humanidad se distingue de una filosofía del hombre por su insistencia en el hecho de que no es un Hombre, hablándose a sí mismo en diálogo solitario, sino las personas hablándose y comunicándose entre sí, las que habitan la tierra.
15-M:« La crueldad contra el pueblo refuerza nuestra unión»
«Contar en este mundo incierto con algún refugio que no pueda ser destruido, es de primordial importancia» Mary Wollstonecraft