Razones de amor

31.7.24


—Señora Duras, para no creer en el amor, parece usted un corazón enamorado.

—El amor no es más que una ilusión y un espejismo que nos hace ver lo que queremos ver. No hay amor, hay palabras y el amor es una palabra más.

—¿Y cuál es su naturaleza?

—El verdadero amor nunca se desgasta. Cuanto más se da, más se tiene. En el amor verdadero no hay espacio para el miedo ni la duda. Es un sentimiento puro y sin condiciones. El amor verdadero no necesita explicaciones ni justificaciones. Simplemente es.

—¿Qué es el amor?

—El amor es una fuerza indomable que nos consume y nos libera al mismo tiempo. Es una forma de supervivencia, un instinto básico que nos impulsa a seguir adelante. El amor es un lenguaje sin palabras, un susurro del corazón que solo podemos entender a través de la experiencia. Es un viaje sin fin, una búsqueda constante de la felicidad y la plenitud.

—Me gusta oírla hablar.

—El amor es la única respuesta a todas las preguntas, la fuerza que nos impulsa a seguir adelante incluso en los momentos más oscuros. Es un río que fluye en todas las direcciones, sin restricciones ni fronteras. Un eco perpetuo que resuena en cada latido de nuestro corazón.

—Siga, por favor, me deja anonadado.

—El amor es un regalo que se debe cuidar y proteger, no una posesión que se puede controlar. El amor es un baile eterno en el que dos almas se entrelazan y se complementan. La verdadera belleza del amor radica en su capacidad para transformar y sanar incluso las heridas más profundas.

—¿Qué requiere el amor?

—El amor es un acto de valentía, una elección consciente de abrir nuestro corazón a la posibilidad de ser heridos. Y no se mendiga ni se implora, se cultiva y se conquista con el tiempo y la dedicación.

—¿Y cómo lo dilucidamos?

—El amor es un laberinto en el que nos perdemos y nos encontramos una y otra vez. No es un juego en el que se gana o se pierde, es un desafío en el que se aprende y se crece.

—¿Y cuál es su verdad? La verdad del amor no puede ocultarse, siempre se hace evidente en nuestras acciones y nuestras palabras. El amor no tiene edad, es un sentimiento eterno que trasciende todas las barreras temporales. No se puede medir ni cuantificar, es un regalo que se vive en el presente y no por la cantidad de tiempo que pasamos juntos, sino por la calidad de esos momentos.

—Cuánto sabe usted del amor, Marguerite.

—El amor no se busca, se encuentra en el lugar y el momento más inesperados y no conoce límites ni condiciones, es un sentimiento puro y desinteresado que nos eleva y nos transforma.

 


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