Silencio

28.5.18



El Yorkín es un río frontera entre Costa Rica y Panamá que, al igual que nuestros límites personales, con la subidas de agua fluctúa las lindes del territorio. Sus pobladores, el pueblo bribri, no reconocen el límite político porque no entiende la división del mundo. 

Turistas circunspectos, adquirimos un viaje hasta el interior selvático de la zona para visitar una comunidad nativa que, en parte sobrevive, con los ingresos de quienes les visitan. Subimos por el río Yorkín en una canoa que nos conducía, alternando trechos con correntías y grandes piedras con otros de aguas calmas que servían de espejo a las altas paredes vegetales donde todo verde menos el cielo. 

Avanzamos sin prisa entre las explicaciones del conductor sobre el severo vivir en aquellas tierras respecto a nuestra comodidad europea, y el programa de actividades que nos esperaban en la aldea. Boquiabiertos admiramos el paisaje y sorprendidos nos mirarnos para rendirnos ante la belleza natural de un panorama único. 

Y sobre todas las maravillas reveladoras mostradas ante nuestros ojos, lo que más impresionó fue la amplificación del silencio.

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