Bienes de consumo
9.10.12
—Es un placer verle por aquí, señor Fromm.
—Puede llamarme Erich.
—Tenía que comprar unos víveres y he tenido la suerte de toparme con
usted.
—¿Por qué a los seres humanos contemporáneos les fascina comprar y
consumir, y sin embargo sienten muy poco apego por lo que compran?
—No sé, será por la ansiedad que nos empuja a poseer cosas y cuando
las poseemos no les damos valor.
—Toda nuestra cultura está basada en el deseo de comprar, en la idea
de un intercambio mutuamente favorable.
—¿Incluido el sentimiento de amar?
—En una cultura en la que prevalece la orientación mercantil y en la
que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en realidad
motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas humanas sigan el mismo
esquema que gobierna el mercado de bienes y de trabajo.
―Y eso es una contrariedad.
—Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste
fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar.
―Entonces debería ser un sentimiento universal no restringido a un
sujeto.
—Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus
semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica o un egotismo
ampliado.
―Otro producto más de consumo.
―En realidad, sólo existe el acto de amar, que es una actividad
productiva. Implica cuidar, conocer, responder, afirmar, gozar de una persona,
de un árbol, de una pintura, de una idea. Significa dar vida, aumentar su
vitalidad. Es un proceso que se desarrolla y se intensifica a sí mismo.
―¿Ese proceso da cierta esperanza?
―La esperanza es paradójica. Tener esperanza significa estar listo en
todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el
nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida.
―Más que esperar hay que conocer.
―Conocer significa 'ver' la realidad desnuda, y no significa poseer la
verdad, sino penetrar bajo la superficie y esforzarse crítica y activamente por
acercarse más a la verdad.
―La verdad es lo que ignora la mayoría de la gente.
―Para alguien que sabe, la ignorancia es tan buena como el
conocimiento, ya que ambos forman parte del proceso de saber, aunque la
ignorancia de este tipo es distinta de la ignorancia del que no reflexiona. En
el modo de ser, consiste en poseer más conocimientos.
―Que es como se puede avanzar.
—No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino esforzándote por
lograr lo que aún queda por hacer.
―Ese esfuerzo no reparte de manera justa las cargas.
―Otra explicación es que el egoísmo que genera el sistema hace que los
gobernantes antepongan su éxito personal a su responsabilidad social.
―Nos han dicho que es una cuestión económica.
—La economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal, porque
un crecimiento infinito no armoniza con un mundo finito.
―Y eso es malo.
—El bien y el mal no existen si no hay libertad para desobedecer...
―La transgresión no es muy bien vista.
—El acto de desobediencia como acto de libertad es el comienzo de la
razón.
―¿Lo razonable nos enseña a vivir?
—Vivir correctamente ya no es una demanda ética o religiosa. Por
primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana
depende de un cambio radical del corazón humano.
―¿Seremos capaces de llevar a cabo esa radicalidad?
―En el arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo el artista y el
objeto de su arte, es el escultor y es el mármol, el médico y el paciente.
―Pero no nacemos, nos nacen.
—El nacimiento no es un acto, es un proceso.
―O un discurso de desaparición.
—Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande
que necesitas compartir la vida para olvidarlo.
—Vivir es morir cada momento.
—Vivir es nacer a cada instante.
Etiquetas: aforismo dialógico, Erich Fromm
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