El médico clásico Podaliro, a quien algunas citas emparejan con Esculapio, advertía en momentos de crisis física, moral o económica: «A un tiempo enfermo proponemos una salud de afectos: quien cura el tejido temporal, sana su corazón.» La medicina ha avanzado aunque no tanto como para encontrar galenos de este temple.
«Los grandes pensamientos nacen con el corazón» Vauvenargues
2 apostillas:
Según Vauvenargues, "Los grandes pensamientos nacen con el corazón". Es curioso que cada civilización tenga una víscera o punto en el organismo para centrar el eje del ser. Para los orientales, el centro esencial es el punto hara, dos dedos debajo del ombligo; para los románticos, la víscera cordial es el corazón; para los contemporáneos el pensamiento es producto de las conexiones químicas eléctricas del cerebro que es donde nacerían las ideas… Otros más terrenos pondrían nuestro centro en los genitales… de dónde partiría toda nuestra forma de estar en el mundo. En algún sentido, Sigmund Freud alentó esta asociación subrayando el valor del eros en la vida humana.
En todo caso, tu post me ha servido para reflexionar y entender tu planteamiento, el de Vauvenargues, aquel amigo de Voltaire que, viviendo en plena Ilustración, adelantó la sensibilidad romántica.
Sea pues, corazón, punto hara, genitales o cerebro… pero que establezca un equilibrio en nuestros deseos y esperanzas, así como en nuestros afectos.
¡Qué imagen, la del corazón partero! ¡Magnifica! Casi me atrevería a decir que incluso salvífica.
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