El economista John Kenneth Galbraith defendió que «para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula.» Es como ocurre ahora: se fabrica una crisis económica a la que es necesario buscar una solución, remedio para el que es ineludible un sacrificio para comprimir los derechos y las libertades de los agentes productores que sostienen el sistema.
Praxia
16.8.10
El economista John Kenneth Galbraith defendió que «para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula.» Es como ocurre ahora: se fabrica una crisis económica a la que es necesario buscar una solución, remedio para el que es ineludible un sacrificio para comprimir los derechos y las libertades de los agentes productores que sostienen el sistema.
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4 apostillas:
Es ni más ni menos que el ejercicio del poder perverso, el contrapoder en la sombra, la conspiración, en suma, que aún muchos necios niegan, no por parecerles inverosímil sino por simple ignorancia.
Ante una sociedad civil entregada, sodomizada y narcotizada, quizá sólo podamos aspirar a morir en paz.
Un abrazo.
No estoy plenamente de acuerdo con vuestros puntos de vista que nos hacen sumisas víctimas de un estilo de vida, dominados por poderes ocultos. Nunca el ser humano -en occidente- ha vivido mejor ni ha tenido mayores posibilidades de desarrollo. El problema es que tenemos mucha información pero toda ella nos lleva a darnos cuenta de que somos los cachorros privilegiados de un mundo que se cae a pedazos y ello nos lleva a sentirnos culpables y pesimistas. Tal vez nos dominen pero somos las barbies del planeta. No me cambiaría por lo que están pasando en Pakistán en estos momentos. Nuestra mirada falsamente lúcida nos lleva a una profunda contradicción y en ella, elegimos la realidad que vivimos. No tenemos opción. ¿Quién renunciaría a esto en que se tapea y se come de puta madre? ¿Que hay bancos y poderes que nos manipulan? ¿A quién le importa si nos beneficiamos indirectamente de ello? Somos cínicos que queremos sentirnos puros, pero no podemos. De ahí, nuestro supuesto inconformismo.
Una vez, y tal vez exageré un poco, le dije a un amigo que prefería vivir en una dictadura, por qué al menos asi me le podría enfrentar directamente, en lugar de una democracia donde nos hacen creer que nuestras rodillas son pies.
La dimensión del cinismo la determinan la dignidad y la honestidad de cada individuo. La hipocresía también tiene sus grados según quien la ponga en práctica.
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