Inamovibles

8.7.21



Antes la mayoría de la gente vivía en la ignorancia, ahora vive en la amargura de saber y no poder cambiar nada.



4 apostillas:

Juan Poz dijo...

¿Tenía o no tenía razón Eclesiastés cuando decía que quien añade sabiduría añade dolor...? Una constatación constante desde la aparición del lenguaje...

Joselu dijo...

¡Diablos, que no lo entiendo! Desde el Renacimiento hasta este siglo XXI hemos vivido innumerables revoluciones culturales, científicas, tecnológicas, sexuales, filosóficas, existenciales, sanitarias, domésticas, artísticas y literarias, de género... hemos incorporado el relativismo y pronto lo cuántico, el transhumanismo... No son revoluciones que transformen al ser humano lo que faltan, todo ha cambiado en el transcurso de nuestra vida, yo soy -todos somos- profundamente diferentes... Pienso en si en esa amargura de saber y no poder cambiar nada no latirá en el fondo un deseo de cambiar la esencia de la naturaleza humana de raíz religiosa. Las religiones han tratado de transformar sin demasiado éxito dicha naturaleza humana, lo intentó - y sigue intentando- trágicamente el comunismo, el anarquismo, el existencialismo... pero el ser humano se resiste a cambiar sus códigos antropológicos y biológicos, aunque ahora se nos dice que el sexo es en realidad una elección caprichosa no un imperativo genético y biológico... No obstante, siento que en las utopías que exigen cambiar al ser humano para hacerlo mejor, hay una cierta ingenuidad que puede llegar a ser muy peligrosa.

Claire dijo...

Sí. No lo hicimos mejor que Adán y Eva

Ángel dijo...

Lo has clavado.
Un saludo.