Vocaciones perdidas
29.3.21
Recuerdo mi torpeza a la hora de arreglar los pinchazos de la bicicleta. No había manera de sacar la cubierta de la llanta sin que me diera un pellizco en las manos o que alguna herramienta saliera despedida al tratar de hacer palanca. Comprendí entonces mi frustración frente a la habilidad de otros chicos para ser mecánico.
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2 apostillas:
Mi impericia manual me hace totalmente inútil para cualquier destreza en ese sentido. No hubiera servido para cirujano, mecánico, dentista, jardinero, dibujante... En fin, muchas cosas. Así que somos dos.
Sin ser un "manitas", porque también tengo más de "manazas", reconozco que en la vida conyugal cuando más se me celebra es cuando soy capaz de hacer un arreglo de urgencia con éxito. En esos momentos no me cambio ni por un ingeniero de caminos, canales y puertos...
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