Hubo una época que el luto era obligatorio y de rígido rigor e inflexible dureza. Imágenes como las evocadas en la obra de teatro La casa de Bernarda Alba, me hacen recordar que la gente se enterraba en luto para demostrar su pena y su dolor tras el paso de los heraldos negros. Años y años de negrura en la vestimenta y en la alegría de vivir. Con el paso del tiempo aquella mentalidad oscura se fue perdiendo y quedó reducida a determinados hechos y personas.
Cada uno lleva el luto donde quiere, aunque el verdadero penar se lleva en el corazón con la honesta sinceridad de aquello que duele por dentro.
Enlutados
21.4.20
Etiquetas: coronavirus, luto, pandemia, virus
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2 apostillas:
Estoy releyendo precisamente. Ese luto se lleva adentro, cada vez más, y no hay trapos que alivien.
Un abrazo
Manuel Summers dirigió "La niña de luto" en pleno franquismo y quedó bien clara la tiranía "social" del luto.
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