El derecho a la pereza

8.5.15



Preguntado Arimnesto sobre la obligación del trabajo, el filósofo contestó: «si me tumbo al sol y recibo su amable presencia, comprendo cuánto de razón tienen los que activan su pereza y olvidan otras manifestaciones indignas de la holganza y el buen sestear. A fin de cuentas estamos condenados al padecimiento de la existencia».



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