Gira el mundo

28.1.14



—Señor Stanislaw, si me permite, le digo que el mundo cambia muy deprisa y sus sujetos, en cambio, no avanzan nada.
—No os dejéis imponer la libertad de expresión antes que la libertad de pensamiento.
—Siendo libre qué poca cátedra hay en ello.
—La estupidez no dispensa de pensar.
—Ni de callar.
—A los silenciosos no se les puede quitar la palabra.
—Y de estos hay pocos. Hay más sumisos.
—La libertad de los esclavos se mide por la longitud de la cadena.
—Y por su idolatrías.
—Al derribar las estatuas, respetad los pedestales. Siempre pueden ser útiles.
—Sí para los nuevos ídolos.
—¿Quieres ahogar la voz de tu corazón? Conquista el aplauso de la multitud.
—Mejor esconderse.
—¡El hombre no está solo! Alguien lo vigila.
—Es esa mirada estrecha la que me asusta.
—¡Cómo ayuda la ceguera a dar en el blanco!
—Y no acertar.
—Habla sabiamente, el enemigo escucha.
—Cuando griten: ¡Viva el progreso!, pregunta siempre: ¿El progreso de qué?
—Demográfico.
—La superpoblación mundial ha llevado a que en un ser humano viva mucha gente.
—Qué locura.
—El mundo no está loco en absoluto, aunque no está hecho para la gente normal. Está hecho para los normalizados.



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