—Antonio, si nos ven por estos lares, van a pensar cualquier cosa de nosotros.
—Por eso mismo le propongo detenerse un momento a reflexionar, ya que no conocemos una cosa simplemente por padecerla en nuestra carne, sino cuando llegamos a entender de dónde nace.
—Nos conocerán por nuestros hechos.
—El camino conducente a la verdad interesa en medida infinitamente superior que una verdad u otra.
—Hay una verdad ética que nos enfrenta a nosotros mismos y a los demás y una verdad del conocimiento que no debe ser arrebatada a nadie.
—No admito estancamientos porque a mí lo que me gusta es conocer y eso nunca tiene fin.
—Hay límites.
— De la piel para dentro mando yo.
—Lo preocupante son las órdenes que vienen de fuera.
—En contraste con nuestros antecesores, ahora sabemos que lo descartado por caótico puede ser fuente de un orden más profundo y fértil que cualquier organización basada sobre voces de mando y dogma.
—A pesar de los mensajes para acatar la corrección política.
—Cívico es reducir lo obligatorio a mínimos, vedando el acceso a las magistraturas de quienes pretendan lo contrario.
—Hay quien no deja de llorar por ello.
—Detesto el victimismo y pago sin vacilaciones el peaje de la independencia.
—A un alto precio.
— La libertad, que en sus etapas iniciales llama a la insumisión, madura como sentimiento de goce ante ella misma.
—Y da la posibilidad de elegir.
— La moderación es la elegancia. La elegancia es moderación, y esta palabra viene de elegir.
—Eso nos venden, aparentemente, en este sistema económico.
—Genéricamente, el capitalismo necesita más a la democracia que la democracia al capitalismo.
—No todo el mundo ve eso.
—Mi destino es la lucidez.
En la frontera
14.5.13
Etiquetas: aforismo dialógico, Antonio Escohotado
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