En el centro de salud

7.5.13



—¿Es usted el último? No le había reconocido señor Szasz. Este sistema público cada día es más una locura.
—La locura es la única reacción sana para una sociedad enferma.
—No me dirá que no se siente uno un número.
—Clasificar a los pensamientos, sentimientos y comportamientos como enfermedades es un error lógico y semántico.
—Luego están todas esas personas aburridas que nada tienen que hacer y vienen aquí.
—El aburrimiento es la sensación de que todo es una pérdida de tiempo.
—Es un sistema que requiere calma.
—El aburrimiento es el sentimiento de que todo es un desperdicio de tiempo; la serenidad, de que nada lo es.
—Más que al médico, muchas de estas personas debería ir al psicólogo.
—Aunque quizás no lo sepamos, hemos, en nuestros días, atestiguado el nacimiento del Estado Terapéutico. Esta es tal vez la mayor implicancia de la psiquiatría como una institución de control social.
—¿Psiquiatría o psicología?
—No hay psicología; sólo hay biografía y autobiografía.
—Son los nuevos curas del siglo veintiuno.
—En el pasado los hombres creaban brujas: ahora crean pacientes mentales.
—Un lavado de cerebro.
—La plaga de la humanidad es el miedo y el rechazo de la diversidad: el monoteísmo, la monarquía, la monogamia. La creencia de que sólo hay una manera correcta de vivir, sólo una forma de regular el derecho religioso, político, sexual, es la causa fundamental de la mayor amenaza para el ser humano: los miembros de su propia especie, empeñados en asegurar su salvación, seguridad y cordura.
—La anulación del individuo.
—Desde la revolución Freudiana, y especialmente desde la Segunda Guerra Mundial, la fórmula secreta ha sido esta: si quieres desvalorizar lo que una persona está haciendo, llama psicopatológico a su acto y llámalo a él mentalmente enfermo; si quieres exaltar lo que una persona está haciendo, llama psicoterapéutico a su acto y llámalo a él sanador mental.
—No somos clarividentes.
—Pensar claramente requiere coraje más que inteligencia.
—Y eso se paga.
—Los hombres son premiados y castigados, no por lo que hacen, sino más bien por la manera en que sus actos los definen.
—Son los damnificados del sistema.
—El proverbio advierte que "no deberías morder la mano que te alimenta". Sin embargo, quizás deberías, si te impide que te alimentes por ti mismo.
—Deberíamos reírnos de todo esto.
—Cuando una persona ya no puede reírse de sí mismo, es hora de que otros se ríen de él.
—Y de volver a ser niños.
—Los adultos atribuyen la felicidad a los niños, y los niños, a los adultos.
—¿Una doble equivocación?
—Dos errores no hacen un acierto, pero hacen una buena excusa.
—Andamos siempre tan equivocados.
—Un niño se vuelve adulto cuando se da cuenta de que tiene derecho no solo a tener razón sino también a equivocarse.
—Es usted un maestro.
—Un maestro debe tener la máxima autoridad y el mínimo poder.



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