Como los seres humanos tendemos a hacer pronósticos no sucumbo a la idea de preguntarme cuál será el futuro de los ‘malditos’ ‘blogs’. Algo se ve venir. El sistema económico en el que nos movemos lo fagocita todo y buena parte de las bitácoras terminarán por ser meros escaparates publicitarios, fórmulas para venderse o vender. Pero además está el hecho, nada ominoso, del poder de la comunicación. Por ahí ya se ven los ‘blogs’ que los grandes medios de comunicación han puesto en marcha para que el invento no se les vaya de las manos. Si no pueden imponer su ley con las bitácoras que firman los nombres famosos, con los que tienen buen entendimiento, terminarán por fichar a quien destaque.
La alternativa será, como siempre, las de los francotiradores que van por libre y están solos. También y aunque no les gustes a los de Borjamari (“tanto empalagoso adolescente mental que acaba reconciliándote con las bitácoras”), toda esa pléyade de bitácoras sin otra pretensión que la de expresarse como quien hace una pintada en una pared.
Lo único es pedir suerte.
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