—Buenas. ¿Señor Ramonet? Soy el técnico, vengo por lo de la avería.
—Sí, sí, pase, pase. La televisión está en el salón.
—¿Qué dice que le ha notado estos últimos días?
—Noto como la sucesión rápida de noticias breves y fragmentadas produce un doble efecto negativo de sobreinformación y desinformación.
—Eso tiene pinta de una avería muy común.
—Además en la televisión se establece poco a poco la engañosa ilusión de que ver es comprender.
—Bueno, también pasa con Internet. La gente se cree todo lo que ve.
—Y si hablamos del informativo televisado, estructurado como una ficción, no está hecho para informar, sino para distraer.
—Al público le gusta más el espectáculo que cualquier otra cosa, ya se sabe.
—Pero no ve que la televisión construye la realidad, provoca el shock emocional y condena prácticamente al silencio y la indiferencia a los hechos que carecen de imágenes.
—A las últimas generaciones las han educado en el culto a la imagen. Sobran las palabras.
—Y qué me dice de la presencia in situ de equipos de televisión que desencadena, especialmente en casos de manifestaciones masivas, una efervescencia artificial vorazmente filmada por las cámaras.
—Eso tiene poco remedio.
—Muy pronto, la televisión impondrá los criterios emocionales como superiores a los argumentos racionales.
—Ocurre en muchas cosas, no solo en la tele. Así que no le voy a cobrar nada porque esto, con el actual sistema, tiene poco arreglo.
15-M:«
Adiós inocencia, hola dignidad »
«No tengas miedo, sólo ve adelante y juega» Ch. Parker.