Miró por el ojo de la cerradura y vio a su sombra cautiva. La visión lo perturbó tanto que echó a correr pero la noche lo alcanzó. En ese momento entendió que él era su sombra.
Fisgoneo
24.7.22
Miró por el ojo de la cerradura y vio a su sombra cautiva. La visión lo perturbó tanto que echó a correr pero la noche lo alcanzó. En ese momento entendió que él era su sombra.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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1 apostillas:
¡Una ingeniosa variación del doppelgänger!
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