Turbulenta lectura

5.4.15



«La niña se acercó al hombre que leía en el parque y le dijo: señor no le va a gustar el final de esa novela. Y cómo lo sabes, ¿acaso no eres muy pequeña para haberla leído? —le respondió el hombre algo contrariado—. Es verdad —contestó la pequeña—, pero lo sé porque me escapé de ese libro».

La lectura de aquel pasaje la inquietó porque había soñado esa escena la noche anterior. Cerró el libro de golpe y lo no volvió a abrir. Al llegar a casa lo guardó en la biblioteca y se puso a escribir lo que le había ocurrido. Comenzó su relato desde su infancia cuando un hombre leía un libro en un parque.



1 apostillas:

Juan Poz dijo...

¿Y qué sería una lectura sin las turbulencias que nos sacudan?