Pensando versos

11.2.14



—Le veo ahí sentado en un banco del parque, señor Russell,  y se me vienen a la mente tantos enorgullecidos literatos.
―El orgullo y la debilidad son hermanos gemelos.
―La segunda es la que más nos hunde.
—Hay dos clases de debilidad: la que se quiebra y la que se pliega.
―Y aquella otra que nos desvela.
—Bienaventurados los que no tienen nada que decir, y que resisten la tentación de decirlo. 
―Es mejor mirar hacia los clásicos.
—¡Cuánta confianza nos inspira un libro viejo del cual el tiempo nos ha hecho ya la crítica!
—Y su lectura.
—Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra.
—Aunque el libro de la experiencia ajena sirve de poco.
—Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencia.
―Y sin remedio.
―Las desgracias más temidas son, de ordinario, las que no llegan jamás.
—Todo termina por llegar, hasta la democracia.
—La democracia otorga a cada uno de los hombres el derecho a ser el opresor de sí mismo. 
―Y de liberarse.
—Los humanos no saben lo que poseen en la Tierra. Será porque la mayoría no ha tenido ocasión de abandonarla y regresar después a ella.



1 apostillas:

Juan Poz dijo...

Hermoso aforismo el de la espina y el bosque.