Caminata por el camposanto

16.4.13




—Señor Valéry, le gusta venir a pasear por aquí.
—¿Qué sería, pues, de nosotros, sin la ayuda de lo que no existe?
—En espacial de algunos que dejaron de ser.
—Todos nuestros enemigos son mortales.
—¿Y sus obras son eternas?
—Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre. El fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido.
—Tiempos difíciles nos aguardan.
—El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era.
—Lo que llega viene cargado de violencia.
—La violencia es siempre un acto de debilidad y generalmente la operan quienes se sienten perdidos.
—Es lo que aplican.
—Ninguna cosa impuesta por la violencia será duradera. La violencia lleva implícita en sí misma la debilidad.
—Con ella trata de sujetarte.
—Lo que más irrita a los tiranos es la imposibilidad de poner grilletes al pensamiento de sus subordinados.
—Y aislarse.
—Un hombre solo siempre está en mala compañía.
—Entonces es mejor estar bien acompañado para lo que nos espera.
—¡Vamos! ¡En pie! ¡Surge! ¡Escucha!¡Escucha! ¡Despierta! Rompe tus cadenas; sé. Sal de las sombras. Arráncate de la noche; emerge; ¡En pie! ¡En pie! ¡Endurécete! que aparezca tu fuerza. Y que tus ojos sean una corona de los más claros ojos. Corónate. Compón tu mirada. Siéntete todo el instrumento de este día que empieza y del acto que te llama.



1 apostillas:

Juan Poz dijo...

Por la alternancia de intervenciones, he de entender que la última arenga es de Valéry, aunque me cuesta horrores creerlo. Ese tono exhortador, casi mitinero de autoayuda, se compadece poco con la glacialidad del amigo de los cementerios marinos y de esta convicción que añado a las del hermoso aforismo dialógico: "Estás lleno de secretos a los que llamas yo".