El entierro celeste

3.10.06


Para el budismo el cuerpo no es más que un despojo. En cumplimiento de esta creencia, en una región del Tibet, cuando alguien muere su cadáver es llevado hasta lo alto de un monte donde un “enterrador” lo desnuda y le corta tiras de piel. Entonces acuden los buitres y lo devoran hasta que sólo queda el esqueleto, cuyos huesos machaca con un martillo y los rocía de harina para que terminen de comérselo. A penas dos horas después nada queda del cuerpo.
Pienso, entonces, si para un escritor no sería también edificante dar de comer sus textos a los lectores hasta que acaben con ellos y no quede ni una palabra.

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