Sentir

17.10.06


Al parecer nuestro cerebro aprende más del dolor que del placer cuando plantea estrategias de supervivencia, posiblemente porque haya más variedad de emociones negativas que positivas. Tolstoi lo intuyó en su Ana Karenina cuando escribió: «Todas las familias felices se parecen, cada familia desgraciada es desgraciada a su manera».

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