Cada día se desayunaba un libro de poemas, almorzaba alguna novela con un ensayo de postre y para que la cena fuera ligera deglutía unos aforismos. El día que se comió El Quijote y Ulises de una tacada, cogió una indigestión.
El lector voraz
24.9.23
Cada día se desayunaba un libro de poemas, almorzaba alguna novela con un ensayo de postre y para que la cena fuera ligera deglutía unos aforismos. El día que se comió El Quijote y Ulises de una tacada, cogió una indigestión.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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2 apostillas:
Tendrá que hacer dieta durante unas semanas sin leer nada más que el BOE para desayunar, comer y cenar.
Y ni que hablar cuando lo intentó con "La guerra y la paz"...
Saludos!
J.
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