La moraleja y la fábula

1.5.22

Era un gélido invierno. Una fábula, protegida por Esopo, disfrutaba del momento en la estación de esquí, mientras su vecina la moraleja trabajaba por enseñar a la gente qué se puede concluir del cuento de vivir. 

La fábula le brindó cantar y descansar, y la moraleja le aconsejó que debería dejar de estar ociosa y ponerse a aleccionar al personal sobre las circunstancias que rodean a la existencia humana. La fábula ignoró su consejo. 

Meses después llegó un caluroso verano, que sorprendió a la fábula sin traje de baño. Desesperada acudió a su convecina la moraleja pidiéndole ayuda. Sin embargo, la moraleja contestó preguntando qué había hecho durante el periodo invernal. La fábula le dijo que canturrear, a lo que la moraleja le respondió que bailara ahora ya que cuando pudo no hizo nada para evitar esa situación, y cerró la puerta dejando fuera a la fábula. 

Entonces, según La Fontaine, si no tienes una vida de fábula como cigarra, estarás condenado a trabajar y convertirte en una hormiga moralizante.



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