Miasma

9.7.16



El mitógrafo y logógrafo griego, Ferécides de Leros, diagnosticó que «la envidia es la sarna del alma». Una infección que devora a las personas y que es tan ejercitada por los mediocres.



2 apostillas:

Joselu dijo...

Estos días leo mucho sobre India. Una de las cosas que me ha llamado la atención es la falta de envidia del carácter indio. No sienten envidia de quien tiene mayores bienes porque piensan que su suerte es merecida por su karma, por sus anteriores vidas. La pobreza o la desgracia se entienden que son producto de una cadena karmica. Así no sienten animadversión hacia los que triunfan o son ricos. Esto no tiene nada que ver con la vida intrapsiquica de los españoles. Aquí pensamos que los que son ricos son por algo sucio y los detestamos. Es pura envidia. El carácter español es profundamente envidioso. Se odia al que destaca en algún campo y se siente un indisimulado placer en contemplar su hundimiento. Las campañas contra los dueños de Zara o Mercadona, triunfadores ellos, son un producto claro de la envidia hispana. En mi experiencia personal he visto que aquellos que más claman contra la envidia son en el fondo los mayores envidiosos. Una paradoja que me lleva a experimentar la complejidad de la vida contradictoria de este país envidioso. Lo que otro tiene más que yo me produce displacer y nos alegra verlo desmoronarse. Es la sombra de Caín la que marca este país.

mailconraul dijo...

La más sana de las envidias: son ricos porque se lo merecen e igual los detestamos.