Nutrición

27.1.15



—¿Nos nutrimos de información señor Alfonso Vázquez?
—Sentados plácidamente ante el televisor, tomando una cerveza y unas patatas fritas, con las zapatilla de casa… ¡estamos produciendo! ¿Qué? Pues uno de los bienes más preciados para los medios de comunicación masiva: audiencia, es decir, información que va a adquirir valor para los medios y para todas las compañías anunciantes (o para formadores de la opinión pública, como los partidos políticos).
—Deberíamos escapar.
—Nuestras instituciones (la fábrica, la escuela, la prisión, el hospital, el cuartel, el parlamento…) se cubren con un manto de tristeza, de desidia, de rechazo. La alegría busca espacios marginales, como la juerga, el carnaval o la celebración.
—Quizás solo busquemos ignorancias.
—El conocimiento está poblado de ausencias, no de presencias. Es decir, su potencia innovadora busca lo que falta, lo que no hay, lo que no está. Todo lo presente está inventado y, por tanto, establecido de una u otra forma.
—Conversemos sobre él.
—El conocimiento se mueve esencialmente en la conversación y en la acción (que, al fin y al cabo, para los humanos, es una forma de conversación). Por tanto, presenta otro rasgo crucial: siempre se genera a escala local, en el ámbito en el que las conversaciones pueden darse como tales.
—Volvemos a hablar como al principio de la cantidad y calidad de la información.
—A cuanta más información podemos acceder y cuanto más conocimiento desplegamos, más conscientes nos hacemos de nuestra capacidad de influir, de modificar la realidad y, en este sentido, devenimos más libres y menos manipulables.
—Necesitamos profetas.
—Bajo estas premisas y dado que alguien debe representar a la organización y, al menos idealmente, cuidar de sus fines y funcionamiento, se identifica la figura suprema (el Presidente o denominaciones similares) con el Gran Hacedor, con el sabio relojero del mecanismo.
—Habla de jerarquías.
—La sociedad se ha hecho ingobernable a causa de las organizaciones.
—Así se dirige mejor el rebaño.
—La organización declara culturas y valores que todos sus componentes deberán abrazar para ser dignos de pertenecer a ella -cuando no simplemente para permanecer-; así se superpone al ejercicio disciplinario del control, de forma que el juicio sobre el organizado no sólo está objetivado (control disciplinario) sino subjetivado (adaptación a creencias y valores, a culturas).
—Somos información producida.
—No podemos reducir el concepto del trabajador del conocimiento a actividades previamente etiquetadas como objeto del mismo (laboratorios, universidades, departamentos técnicos…) sino que, por el contrario, debemos extenderlo al conjunto de los ámbitos productivos y sociales.




1 apostillas:

Juan Poz dijo...

¡Bueno, bueno, bueno, la coartada que les da este hombre a los sofistas modernos, los de sofá...!