El día que salí del ciberespacio

22.4.06


Un buen día se me ocurrió salir de este espacio virtual y acudir a unas jornadas de blogueros o bloguistas, bitacoreos o bitacoristas. Un encuentro de este tipo es como encerrar a un grupo de ratones dentro de una quesera.
Aparte de estar de acuerdo con muchas opiniones y no tanto con otras –siempre hay que mantener un pensamiento crítico-, hubo algo que me llamó la atención agradablemente: la necesidad de ponerle rostro y voz a aquello que es sólo una bitácora en la blogosfera, una ‘web’ en cualquier sitio.
Pero son las ganas de conectarse, de una forma tangible, con el aspecto real de los otros, el que más motiva.
Ese hecho relacional es el que más nos humaniza.

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