Agnósticos

21.1.06




Teníamos apenas ocho años de edad. Un mal día la terrible noticia de la muerte de un hermano mayor de mi amigo nos sorprendió mientras jugábamos. Sin entender la dimensión emocional de aquella catástrofe, mi amigo alzó los ojos al cielo y preguntó: «¿Señor por qué has inventado la muerte?».



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