Kamikaze

12.7.05


Tropezó mil veces sobre la misma piedra pero no era un error. Quería suicidarse.

La densidad de las palabras

11.7.05


Las palabras no son corchos que echas a flotar sobre el agua. Tienen que tener un peso específico que las haga hundirse en nuestro interior.

Efectos del calor

10.7.05


Una mayor agresividad.
Los conductores corren más. Suena más fuerte el volumen de la música.
Espejismos urbanos: se ven mujeres casi desnudas que caminan por la ciudad.
Hay más mosquitos, cucarachas y todo tipo de insectos.
Sube la tasa de insomnes.
Los litros de sudor podrían llenar cien piscinas olímpicas.
El calor produce olas y da golpes.
Los cuerpos se dilatan.
La cantidad de calor que recibe un cuerpo cuando aumenta su temperatura es directamente proporcional a la masa que tenga, al cambio de temperatura observado y al calor específico del material en cuestión que, en este caso, es de carne y hueso.

Cambios

9.7.05


Cansada de intentar hacerse oír entre el ruido de la música y el humo del pub, un día decidió ponerse es escribir en una bitácora. Desde entonces no ha vuelto a tener problemas de afonía.

Quejas

8.7.05


Me molestan los viernes con su carga de feroz optimismo.

Insignificancias

7.7.05


El maestro zen Li-Chin contó a su alumno que, desde algún lugar del universo, inhóspito e inerte, se podía ver titilar, entre un millón, una pequeña estrella llamada Sol. La humildad es una práctica que siempre nos debe reconfortar.

Ciclos de lavado

6.7.05


Remojo, prelavado, lavado, enjuague, aclarado y centrifugado. Igual que la publicidad hace con nuestros cerebros.

Aplaudidores

5.7.05



Nunca he visto aplaudirle a quien trabaja en el campo cuando termina su jornada, ni al pescador cuando baja de su barco, tampoco al minero cuando sube de la mina. No he visto ovacionar al albañil cuando baja de su andamio, ni reverenciar al mecánico cuando termina su jornada con las manos grasientas. Ni he visto sacar a hombros a los profesionales sanitarios que curaron una enfermedad mortal, ni pedir autógrafos a las personas que investigan y que inventaron una nueva vacuna. Así igual con las amas de casa, las cuidadoras de mayores, quienes atienden al servicio de limpieza, los que enseñan, los seres humanos solidarios, los preocupados por el medio ambiente, quienes se dan a los demás. 
Entonces por qué echan chispas las manos del público cuando termina su actuación un roquero multimillonario, un futbolista afamado o un escritor que recibe un premio de cuantiosa factura.



Simbiótico

4.7.05


Extraño tipo el que vive en mí y cada mañana sale al espejo a saludarme.

Enigmas infantiles

3.7.05


Uno de los mecanismos más misteriosos de mi infancia era el torno de los conventos de las monjas de clausura. Penetrar en el enigma de aquella voz que respondía tras un “ave maría purísima”, “sin pecado concebida”. Desde ese mismo momento ya pecaba con el pensamiento al imaginar que aquella voz dulce escondía una bella mujer inalcanzable para mí. Después estaba la decepción que el rechinar del torno me traía tras haber depositado una moneda, y que no era otra que los recortes de las hostias que las monjas hacían. Penetrar en el misterio ejerce una intensa atracción en el ser humano.

Darle la razón

2.7.05


Nunca se me ocurre llevarle la contraria a mi peluquera, sobre todo si tiene las tijeras en la mano.

Pensamiento único

1.7.05


Continuamente piensa en el sexo. Aunque a veces se distrae y piensa en las mujeres. Y reconoce que se desconcentra y, entonces, sueña con mujeres. Menos cuando se desorienta y piensa en las mujeres.

Chwila

30.6.05

Si la vida es una suma de instantes, un instante es, tal vez, la suma de muchas vidas.

Realidad virtual

25.6.05



Entré a aquel bar para tomarme algo fresco. Me atendió un camarero con acento cortés y de mediana edad, calvo. Cogí mi consumición y me senté en una mesa. Eché una mirada en derredor del establecimiento y vi a un hombre enjuto que echaba monedas en una tragaperras sin parar. Junto a él una mujer sobre maquillada y con la ropa pegada al cuerpo que dibujaba un perfil de bultos irregulares, rodeándole con el brazo. Al fondo en una mesa cuatro hombres miraban distraídos un partido de fútbol en el televisor, dos con poco pelo, otros dos barrigones, uno de ellos carraspeaba de vez en cuando y a otro le costaba masticar porque no tenía dientes. También había dos parejas entretenidas en sus juegos eróticos, pero que no eran adolescentes, una de las mujeres con la ropa tan pegada que dejaba adivinar los kilos que le sobraban. Más allá dos compadres, uno de inmenso cuerpo y otro diminuto, cargados de alcohol. Otros que entraban y salían con rostros poco afortunados que alguno reconocía en decir: “anda que eres más feo que yo”. Y estaba yo que no era muy diferente a todos ellos.

De repente el volumen de televisor aumentó y llamó mi atención sobre el ruido de fondo que había en el bar. Comenzaba un intermedio publicitario. Me fijé y sólo vi gente joven, inmaculada, dermoestéticamente perfeccionados por la genética y los tratamientos antiarrugas. Gente que parecía feliz, casi perfecta en sus deseos y en sus realidades.

Entonces me pregunté que si la gente es así realmente, los que estábamos en aquel bar no existíamos. Éramos virtuales.

Dos grados

18.6.05



Dos grados centígrados es el aumento medio que las temperaturas experimentarán este verano según han anunciado los expertos. Y dos grados dan para mucho. Dan para una evaporotranspiración superior a la de canículas pasadas, algo que nos forzará a aumentar el consumo de agua embotellada y por, consiguiente, a que se eleve el precio en el mercado y la especulación en el sector. 

Otra de las consecuencias previsibles de la acentuación de las temperaturas será una mayor eclosión de insectos, que puede hacer pensar en las siete plagas bíblicas de Egipto. Veremos aparecer moscas por doquier, mosquitos, cucarachas volantonas, luciérnagas, polillas, escarabajos y otros artrópodos. Puede que a estos insectos se agregue una plaga más de predicadores de anuncios apocalípticos. 

La venta exagerada de aires acondicionados será otro de los factores a considerar debido, primero a la especulación y baja calidad de los aparatos en el mercado y, segundo, a que la gente se refugiará en sus hogares y las calles quedarán semidesiertas con la imagen impactante para los veraneantes que sólo verán pasear a los desposeídos de un refrigerador de aire. El crecimiento del negocio de aires acondicionados contrastará con la posible ruina de las terrazas al aire libre. 

Además, está el problema de la oxigenación derivado del mayor consumo que hace el cuerpo humano de este elemento cuando se eleva su temperatura y que empeorará la calidad del aire.



País de ruido

17.6.05



Según la Organización Mundial de la Salud ruido es «todo aquel sonido no deseado». El ruido provoca importantes desequilibrios sobre la salud como estrés, irritación y ansiedad. Sube la tensión arterial y el colesterol y lesiona seriamente el corazón. Igualmente estimula los padecimientos estomacales y las afecciones síquicas. 130 decibelios. Avión sobre la ciudad 125 decibelios. Cohetes 122 decibelios. Feria 120 decibelios. Taladradora 115 decibelios. Motocicletas sin silenciador 110 decibelios. Interior de discoteca 100 decibelios. Claxon de autobús 90 decibelios. Metro dentro del túnel 85 decibelios. Tráfico rodado 83 decibelios. Publicidad en televisión 80 decibelios. Un paseo por la Vía Laietana 77 decibelios. Botellón 75 decibelios. Discusiones 73 decibelios. Madres llamando a sus hijos en Andalucía 70 decibelios. Bares 60 decibelios. Ambiente de oficina 50 decibelios. Conversación normal 40 decibelios. Zonas residenciales 30 decibelios. Tic-tac del reloj 20 decibelios. Rumor de hojas de árboles 10 decibelios. Pájaros trinando 1 decibelios. Un beso en las mejillas



La llamada maternal

16.6.05



A Rosi

En la isla Socorro hay una variedad de pájaros cuyas hembras, con su insistente piar, reclaman a sus polluelos para que no se extravíen. En Andalucía –cito ese lugar porque es donde lo he vivido- y quizás también en otros lugares, las madres suelen llamar a sus hijos con una voz aguda y clara, cuyo tono es identificado rápidamente por su vástago. Es una seña de identidad que enlaza con lo ancestral del ser humano, un fenómeno que ahora queda circunscrito a los pueblos o las barriadas porque el ruido de fondo de la ciudad tapa todos los sonidos que eran identificatorios. Una práctica que me evocan aquellos versos de César Vallejo:


Y nos levantaremos cuando se nos dé
la gana, aunque mamá toda claror
nos despierte con cantora
y linda cólera materna.

La cantinela de la madre es la llamada de la especie, pero también puede que sea un vestigio del canto de las sirenas.

Escritores

15.6.05



Una buena obra literaria siempre superará la figura de quien la escribió y la dejará en un segundo plano. En cambio, una creación mediocre se verá ensombrecida por el ego de su autor cuyo nombre tapará las letras del título.

Al filo de la cama

14.6.05



Las personas que tienen por costumbre dormir solas no saben el tesoro que poseen. En su descargo argumentan que, en esa práctica, echan de menos al alguien a quien poder abrazar las largas noches de inverno, un otro con quien charlar las cortas y calurosas noches de verano. Quieren, en definitiva, compartir los pensamientos del día y los sueños de una vida mejor y no estar solos en ese viaje que es el sueño nocturno.
Está claro que hablan desde la inexperiencia sobre un hecho que resulta trascendente en la vida marital. La cama, una vez decides compartirla, se convierte en un mapamundi geopolítico y estratégico. Para empezar debes elegir una parte de ella que será como si te condenaran a cadena perpetua, porque ya nunca podrás regresar al otro lado. Para seguir tendrás que ser de izquierdas o de derechas (en la cama), porque no hay punto intermedio. Podrás mirar la otra mesilla de noche, pero ya no te pertenecerá y hasta la lamparilla con nostalgia, pero ese interruptor no lo tocarás jamás de no ser que se rompa y tengas que acudir, no como usuario, sino como chapuzas doméstico. Es como si vivieras en España y te acordaras de China.
Una vez te acomodas en la mitad del uso del colchón, lo peor está por llegar al sucederse una serie de litigios y calamidades que nunca habías previsto. El primero es el uso y abuso de la almohada que puede derivar en una tortícolis crónica o síndrome del pescuezo torcido, al que le esperan mañanas de masaje y Reflex. El segundo los avatares es la llamada batalla por las sábanas, una guerra de tirones en la seminconsciencia del sueño que, las más de las veces, acaba en trágica destapada, por no mencionar el tinglado que produce cuando a las sábanas añades la ropa de invierno (colcha, cobertor, edredón, etcétera), o cuando notas que tus pies están fríos y tu cabeza caliente. El tercero es cuando el enemigo avanza hasta sitiarte al mismo filo del precipicio (hay quien llega a caer al vacío). Entonces recuerdas con nostalgia como tu cama te recordaba a las grandes praderas donde solías retozar largas horas, buenos sueños.

Clones

13.6.05

No quiero ser ejemplo de nada ni serlo para nadie y así evitar que se repliquen mis errores.