A flote
8.5.23
Nadar contracorriente en el mar es agotador cuando no infructuoso. Nadas y nadas para acercarte a la orilla y, al final, el flujo te lleva donde quiere.
Igual ocurre en nuestras vidas cotidianas que, en ocasiones, intentamos realizar un cometido, alcanzar un objetivo que resulta aplastante o imposible.
Es el momento entonces de hacerse el vencido y dejarse llevar, reponer fuerzas y esperar a que cambie de dirección la corriente. Todo menos ahogarse.
Etiquetas: historias, notas, reflexiones
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1 apostillas:
Cierto, ciertísimo!!!
Un beso y sea como sea, tú sigue a flote por favor ; )
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